LA ACADEMIA SE ASOCIA CON YOUTUBE Y CONTARÁ CON LOS DERECHOS EXCLUSIVOS GLOBALES DE LOS PREMIOS OSCAR® Y OTROS CONTENIDOS DE LA ACADEMIA A PARTIR DE 2029.
LOS ÁNGELES, CA – La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas y YouTube firmaron un acuerdo plurianual que otorgará a YouTube los derechos globales exclusivos de los Premios Óscar®, a partir de 2029 con la 101.ª ceremonia de los Óscar y hasta 2033.
Los Premios Óscar, incluyendo la cobertura de la alfombra roja, contenido detrás de cámaras, acceso al Governors Ball y más, estarán disponibles en vivo y de forma gratuita para más de 2 mil millones de espectadores en todo el mundo a través de YouTube, y para los suscriptores de YouTube TV en Estados Unidos. YouTube contribuirá a que los Óscar sean accesibles para la creciente audiencia global de la Academia mediante funciones como subtítulos y pistas de audio disponibles en varios idiomas.
La asociación también incluirá acceso mundial para los cinéfilos a otros eventos y programas de la Academia, exclusivamente en el canal de YouTube de los Óscar. Esto incluirá los Governors Awards, el anuncio de las nominaciones a los Óscar, el almuerzo de los nominados, los Student Academy Awards, los premios científicos y técnicos, entrevistas con miembros de la Academia y cineastas, programas de educación cinematográfica, podcasts y más.
Además, a través de esta asociación integral, la iniciativa Google Arts & Culture ayudará a proporcionar acceso digital a exposiciones y programas seleccionados del Museo de la Academia y contribuirá a digitalizar componentes de la Colección de la Academia, la colección relacionada con el cine más grande del mundo, con más de 52 millones de artículos. Será un verdadero centro para los cinéfilos y estará accesible desde cualquier parte del mundo.
“Estamos encantados de establecer una asociación global multifacética con YouTube para que sea el futuro hogar de los Óscar y de nuestra programación anual de la Academia”, declararon el CEO de la Academia, Bill Kramer, y la presidenta de la Academia, Lynette Howell Taylor. “La Academia es una organización internacional, y esta asociación nos permitirá ampliar el acceso al trabajo de la Academia a la mayor audiencia mundial posible, lo que será beneficioso para nuestros miembros de la Academia y la comunidad cinematográfica. Esta colaboración aprovechará el amplio alcance de YouTube e infundirá a los Óscar y a otros programas de la Academia oportunidades innovadoras de participación, al tiempo que honra nuestro legado. Podremos celebrar el cine, inspirar a nuevas generaciones de cineastas y brindar acceso a nuestra historia cinematográfica a una escala global sin precedentes”.
“Los Óscar son una de nuestras instituciones culturales esenciales, que honran la excelencia en la narración de historias y el arte”, afirmó Neal Mohan, CEO de YouTube. “La colaboración con la Academia para llevar esta celebración del arte y el entretenimiento a espectadores de todo el mundo inspirará a una nueva generación de creadores y amantes del cine, manteniendo al mismo tiempo la rica tradición de los Premios Óscar.”
La alianza nacional de la Academia para los Premios Óscar continuará con Disney ABC hasta la 100.ª edición en 2028, al igual que la alianza internacional con Buena Vista International de Disney.
A 35 años del estreno de Mi pobre angelito, el actor Daniel Stern, «Merv» uno de los protagonistas de la exitosa película, confirmó que no participará de los eventos organizados para conmemorar el aniversario del clásico navideño.
Stern, quien interpretó a Marv, uno de los ladrones conocidos como los “Wet Bandits”, explicó las razones detrás de su decisión, haciendo especial hincapié en su estilo de vida actual y sus percepciones sobre la fama que mantiene la película a lo largo de las décadas.
“No dejo mi granja”, reveló a People en referencia a la propiedad que habita en el condado de Ventura, California, junto a su esposa. Lejos de los reflectores de Hollywood, el actor de 68 años se dedica al cuidado de ganado y árboles de cítricos, además de trabajar como escultor.
En ese sentido, aclaró que su ausencia en las celebraciones no responde a ningún desinterés respecto a Mi pobre angelito, sino a una preferencia personal por la vida tranquila y alejada del ajetreo público.
“No es nada contra la película. Si me llaman por teléfono o por Zoom, participo. Pero… soy un poco ermitaño”, reconoció entre risas.
La vida de Stern cambió después de Hollywood, dedicándose ahora al campo y a la escultura, lejos de las cámaras y eventos públicos (Instagram)
Daniel Stern saltó a la fama mundial en 1990 gracias a su rol en el clásico navideño, donde junto a Joe Pesci interpretó a un dúo de ladrones que intentan asaltar la casa de Kevin McCallister, el niño interpretado por Macaulay Culkin.
Las accidentadas secuencias en las que Marv y Harry enfrentan las trampas improvisadas por Kevin se convirtieron en uno de los puntos más recordados de la cinta, proyectada desde entonces cada Navidad por distintas generaciones.
En la actualidad, Mi pobre angelito puede verse a través de Disney+ y Hulu, y continúa sumando fanáticos. Sin embargo, el cariño que la gente le demuestra al elenco sigue superando a veces la capacidad de los propios protagonistas para asimilarlo.
“Me encanta saber que todo el mundo la adora, pero cuando la gente se acerca y me dice ‘La amamos’, resulta un poco abrumador a veces”, indicó Stern a Entertainment Weekly.
Aunque valora el impacto de la película y el afecto del público, el actor remarcó su preferencia por disfrutar ese reconocimiento desde la distancia.
Stern valoró desde el principio el guion de John Hughes y el equilibrio entre humor y emoción que convirtió a «Mi pobre angelito» en un clásico (Disney)
Durante las entrevistas, Stern también recordó sus impresiones en torno al rodaje y el guion original, escrito por John Hughes.
“Sabía que era una joya de película. John Hughes escribió el guion más gracioso que he leído en mi vida. Me caía al piso de la risa al leerlo. Era muy divertido, pero también estaba repleto de corazón”, afirmó.
La retirada estrella destacó especialmente los momentos emocionales, como el reencuentro del niño protagonista con su madre, y reconoció que intuía estar filmando algo especial, aunque era imposible prever el alcance y la vigencia que tendría el filme.
“Estaba esperanzado en que estábamos haciendo una gran película. Pero nadie podía imaginar la longevidad que tendría”, agregó.
Si bien parte del elenco original, incluidos Culkin y otros miembros, ha participado en actividades conmemorativas recientes, Stern opta por mantenerse al margen de los eventos presenciales.
La película, protagonizada por Macaulay Culkin, se estrenó en 1990 y fue consolidándose desde esa época como un fenómeno cultural (Disney)
Las celebraciones incluyeron apariciones de actores y nuevas propuestas relacionadas con el universo de la película.
Entre ellas, Culkin compartió durante un evento del aniversario en Long Beach, California, una idea para una posible continuación de la historia, en la que su personaje de adulto sería padre soltero o divorciado y enfrentaría nuevas trampas instaladas por su propio hijo, configurando la casa como una metáfora de su relación.
Además de actuar en series y películas recordadas de los años 90, como City Slickers, City Slickers II: The Legend of Curly’s Gold o como narrador de la serie Los años maravillosos, DanielStern mantiene un vínculo menos visible con Hollywood.
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Humphrey Bogart e Ingrid Bergman se reunieron para que el rodaje no arruinara sus carreras. La intención fue de propaganda bélica, pero el tiempo consagró a la inolvidable historia de amor
Ingrid Bergman no sabía a quién amar. El personaje que la actriz interpretaba en Casablanca, la película con fines propagandísticos que se estrenó en plena Segunda Guerra Mundial, cambiaba de amor en cada jornada de rodaje.
No se trataba de una decisión artística deliberada. No era que Ilsa Lund, el personaje que encarnó Bergman, iba y venía entre amar a Rick Blaine -el personaje interpretado por Humphrey Bogart- o a Victor Laszlo -actuado por Paul Heinred- porque no podía decidirse entre los dos. Era que los guionistas no terminaban de decidir por dónde iba a ir el libreto de la película que nació del caos y que se coronó como uno de los grandes mitos del cine.
La propaganda bélica como objetivo
Casablanca se estrenó en Nueva York el 26 de noviembre de 1942, hace exactamente 83 años, y es hasta hoy la mejor película romántica estadounidense de todos los tiempos, según el Instituto Americano del Cine (AFI, por sus siglas en inglés)
Pero aunque ese amor imposible con sede en el norte de África y la escena final de la historia de Rick e Ilsa se convirtieron en un mito de Hollywood, la intención original de la película fue propagandística en medio de la contienda bélica que partió el siglo XX en dos.
Ni la fecha de estreno de la película fue ajena a su intención propagandística: la avant premiere coincidió con el desembarco de los Aliados en Marruecos, territorio al que pertenece la ciudad que da nombre al film. El interés que la potente campaña militar estadounidense despertaba en el público era un buen “gancho” para ir al cine a ver la historia interpretada por Bogart y Bergman.
Los protagonistas junto a Dooley Wilson, que interpreta al mítico Sam, el pianista del salón que le pertenece al personaje de Bogart.
La película había empezado a idearse después de que Japón bombardeara la base norteamericana de Pearl Harbor en diciembre de 1941. Estados Unidos puso a su enorme industria del entretenimiento al servicio de sus objetivos geopolíticos, y en ese contexto, Casablanca fue un llamado a que el país saliera del todo del aislacionismo en el que se había mantenido durante los primeros años del avance del nazismo y el fascismo en Europa.
El estreno de la película fue exitoso, aunque no arrasador. Pero lo más impactante de Casablanca en un primer momento fue su mensaje político: en esa clave la leyó la crítica y también el público. El film mostraba a Estados Unidos como el destino añorado por quienes escapaban de la guerra, de la ocupación nazi y de la opresión que gobernaba en Europa. En la trama, Casablanca, la ciudad, era una escala imprescindible hacia ese destino.
Un caos entre el romance y la geopolítica
El director de la película fue Michael Curtiz, un húngaro de origen judío que tenía varios familiares que habían tenido que escapar del régimen de Adolf Hitler. Asentado en Estados Unidos, Curtiz se puso al servicio de Warner Bros., la productora que rodaría la película.
El proyecto empezó prácticamente a la par del ingreso de Estados Unidos a la Segunda Guerra. Warner Bros. pagó una suma récord por los derechos de una obra teatral que no se había estrenado: fueron 20.000 dólares por Everybody comes to Rick’s (Todos vienen al café de Rick).
Aunque para lo que sería Casablanca después 20.000 dólares es una suma ínfima, se trató de una cantidad inédita de dinero destinada a una obra cuyo éxito no se había puesto a prueba frente al público.
Laszlo, Ilsa y Rick, el triángulo amoroso de la película
El rodaje empezó a fines de mayo de 1942 y estaba terminado para los primeros días de agosto. Lo más inestable de esos meses de rodaje fue el guion, que se reescribía cada noche. Aunque la película les da crédito a tres guionistas, hubo en realidad seis escritores que se ocuparon de ese trabajo. Los tres nombrados en los créditos, Julius Epstein, Philip G. Epstein y Howard Koch, ganarían el Oscar al mejor guion adaptado.
Pero para que eso ocurriera debieron saldar las discusiones que tenían a diario para decidir el rumbo que iba teniendo la historia. Curtiz rodó la película de forma cronológica porque dependía de que estuvieran escritas las escenas en su versión definitiva.
Era tal la incertidumbre sobre el destino del proyecto que, en cuanto le vieron los hilos al trabajo de los guionistas, Bogart y Bergman se reunieron para trazar una estrategia conjunta que le pusiera límites a tanto descontrol. Era en ese contexto que la actriz protagónica no sabía del todo cómo componer su personaje, cuyo vínculo con Rick y Victor cambiaba a diario, según el caótico ida y vuelta del guion.
Curtiz, el director, fue salomónico a la hora de indicarle a Bergman de quién debía lucir enamorada su personaje: “Hacé de cuenta que ama a los dos”, le dijo el húngaro. Mientras tanto, la trama se volvía más política o más romántica según quién estuviera detrás de la escritura de las escenas. Curtiz privilegió el costado romántico de su propia obra.
Las lágrimas reales que atravesaron la pantalla
Uno de los grandes aciertos de Casablanca fue la enorme diversidad de nacionalidades de sus actores. Sólo tres de los intérpretes mencionados en los créditos eran estadounidenses. En cambio, había actores y actrices, y sobre todo extras para las escenas más numerosas, que eran realmente refugiados y exiliados europeos. Eso hizo que la película transmitiera con enorme verosimilitud la escena que se vivía en los enclaves en los que, como en Casablanca, se estaba lo más a salvo de la guerra que se pudiera estar, y se esperaba por un barco que significara la completa libertad.
En la película nunca se dice literalmente «tócala de nuevo, Sam», pero la frase se popularizó como parte del film
Una de las escenas clave del film, cuando Laszlo pide a la orquesta del salón de Rick que interprete La Marsellesa para imponer ese himno sobre los cantos de los oficiales nazis, muestra a muchos de los actores extras llorando de emoción: eran verdaderos refugiados de la Segunda Guerra. Verdaderos oprimidos por el Tercer Reich, y víctimas de esa contienda bélica que se cobró millones de vidas. La emoción de la escena atraviesa la pantalla más de ochenta años después.
Otra de las escenas musicales emblemáticas de Casablanca, cuando Sam, el pianista del salón de Rick, interpreta “As time goes by”, estuvo a punto de no ocurrir. Max Steiner, compositor de la música original de la película, detestaba la canción y hasta propuso reemplazarla por una propia. Pero como Bergman, a esa altura del rodaje, se había cortado el pelo para interpretar su papel en Por quién doblan las campanas, no había manera de grabar de nuevo la escena y que no se notara la diferencia en la apariencia de la actriz.
Tampoco había manera de que no se notaran los cinco centímetros por los que Bergman superaba a Bogart. Así que el actor usó zapatos con plataformas en las escenas que compartieron en las que están parados, y almohadones en la silla en las que están sentados.
Bogart, ese galán inolvidable, compartió muy poco tiempo con Bergman por fuera de las escenas que rodaron juntos. Pasaba la mayoría del tiempo encerrado en su camarín, fumando y jugando solo al ajedrez. Era casi una alegoría de Rick, su papel, un hombre cínico al que, hasta el momento de su quiebre, parece no importarle demasiado de nadie.
Había un motivo bien concreto para ese encierro: Mayo Methot, la esposa del actor, era alcohólica y extremadamente celosa. Se presentaba tan frecuentemente en el set de rodaje para acusar a Bogart de tener un romance secreto con su co-protagonista que él prefirió recluirse para evitar esos estallidos cada vez más cotidianos. El estrés en el rodaje ya era suficiente por las idas y vueltas del guion.
La censura y el sacrificio del final
La despedida de Rick e Ilsa en el aeropuerto, ese amor que queda trunco porque lo más importante es sostener la resistencia contra el nazismo que encarna Víctor Laszlo, es uno de los finales más míticos de la historia del cine. Y para que ese final fuera ese y no otro, la censura fue central.
En esos años, regía el Código Hays, que determinaba qué se mostraba y qué no en las películas que producía Hollywood. Según el código, estaba prohibido que en una película una mujer casada dejara a su marido y eligiera a su amante. Así que, más allá de las idas y vueltas del guion, la decisión sobre qué haría Ilsa en medio del triángulo amoroso excedía las elecciones artísticas del director y los productores de Casablanca.
Sobre el final del film, Rick e Ilsa desisten de viajar juntos a Lisboa, la escala inmediatamente anterior a llegar a Estados Unidos. La decisión de los protagonistas, que tiene que ver con priorizar la misión de resistencia de Laszlo -y con respetar el Código Hays-, fue leída en la época como un gran sacrificio personal por parte de Rick, el personaje de Bogart. La época implicó que se minimizara el sacrificio personal de Ilsa, el personaje de Bergman, una mujer que, a la par de Rick, también renunció a esa fulminante historia de amor.
Casablanca conmovió por su verosimilitud a la hora de contar el dolor de los exiliados y los refugiados de la Segunda Guerra, y por ese quiebre del personaje de Bogart, que pasó de no interesarse por prácticamente nada más que por el funcionamiento de su salón para beber -y jugar clandestinamente-, a enamorarse y resignar su amor para priorizar lo que más importaba en ese momento del mundo: oponerse al nazismo.
“Louis, pienso que este es el comienzo de una bella amistad”, dice Bogart antes de que Casablanca termine. Se lo dice al capitán Renault, a cargo de las tropas francesas en la ciudad marroquí, quien había salvado a Rick en medio de la persecución a quienes ayudaran ilegalmente a escapar de allí a los que intentaban llegar a Lisboa.
En 1944, Casablanca ganó el Oscar a la Mejor Película. Curtiz ganó como director y el equipo frenético de guionistas -o al menos los que salieron en los créditos- obtuvieron también su estatuilla. Ni Bogart ni Bergman ganaron por sus interpretaciones. Pero el tiempo los convirtió en los protagonistas de la historia de amor -sacrificado, platónico, inalcanzable- más inolvidable de la pantalla grande.
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Guillermo del Toro, Oscar Isaac y Jacob Elordi presentan Frankenstein en una tarde gótica dedicada a sus fanáticos mexicanos
El ganador del Oscar, Guillermo del Toro regresó a la capital mexicana para presentar al nuevo integrante de su familia de monstruos. La celebración de Frankenstein que se realizó la tarde del lunes 3 de noviembre en el Colegio de San Ildefonso reunió a los fanáticos del director mexicano, y los protagonistas de la película, Oscar Isaac y Jacob Elordi, en una memorable tarde llena de emoción, furor y admiración.
El antiguo hogar del arte, la ciencia y el pensamiento, San Ildefonso, fue testigo de una historia que reflexiona sobre la creación, la soledad y el anhelo de ser comprendido. Por la alfombra roja desfilaron las principales almas detrás de este cuento gótico así como celebridades y talento nacional. El cineasta, con su ya característico carisma, se acercó a convivir con decenas de fans en un momento lleno de emociones y muestras de cariño.
Guillermo del Toro comentó que “Me emociona más allá de las palabras el poder estar en mi país presentando Frankenstein, un proyecto que desee realizar desde que comencé a soñar con traer a la vida seres fantásticos. Creo firmemente que para estar ante la presencia del arte necesitamos arriesgarnos y para mí, el reto de adaptar una de las historias que creo más fundamentales dentro de toda la historia del cine, fue un riesgo que valió la pena correr. No sólo a nivel personal sino también a nivel artístico, esta película es un momento monumentalmente definitivo en mi vida. Esta historia sobre el perdón, la paternidad y la búsqueda de un lugar en el mundo habla el lenguaje más universal; el de ser humano.”
Posterior a la proyección de la película en el anfiteatro Simón Bolívar, Guillermo del Toro, Oscar Isaac, Jacob Elordi y Ted Sarandos, CO-CEO de Netflix, participaron en una conversación donde Oscar Isaac compartió cómo surgió la idea en Guillermo para que él interpretara a su personaje: “Cuando nos reunimos en casa de Guillermo hace tres años, nunca me imaginaba que me fuera a proponer darle vida a Víctor Frankenstein. Todo inició con una conversación muy íntima sobre nuestros padres, de su dolor y la religión… al momento de verlo reflejado en un guión y después de haberlo leído acabamos en lágrimas pues se sentía tan personal, estábamos hablando de nuestras historias.” Por su parte el joven actor australiano quien da vida a la criatura compartió sobre su experiencia durante el rodaje: “El proceso de filmación de la película fue un desafío tanto físico como mental que fue relegado a un segundo plano pues fue una gran alegría que todos compartimos día a día.”
Como anteriormente Guillermo la ha dicho, esta película fue el sueño de toda su vida hecho realidad; la sala se enterneció profundamente cuando comentó “Con Jacob hubo un momento muy hermoso, cuando entró a la cabaña, lo tomé de la mano y en ese momento sentí que la criatura que yo había visto de niño acababa de entrar a mi set”. Por su parte, Ted Sarandos, destacó la importancia de una producción tan ambiciosa y visualmente impresionante como Frankenstein, destacando que México tiene a un genio del cine y destacó que
“los filmes de Guillermo han trascendido México y han conquistado el mundo”.
Frankenstein se puede ver en Netflix desde el viernes 7 de noviembre.
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… protagonista de ‘Hasta el viento tiene miedo’, clásico de terror mexicano
La actriz mexicana, ícono del horror y la televisión, deja tras de sí una carrera brillante y una vida marcada por grandes amores, éxitos y momentos difíciles que la alejaron de los reflectores
La actriz mexicana Alicia Bonet falleció a los 78 años, según informó la Asociación Nacional de Intérpretes (ANDI) este domingo 26 de octubre. Bonet fue reconocida principalmente por su papel como «Claudia» en la película Hasta el viento tiene miedo, dirigida por Carlos Enrique Taboada en 1968, hoy convertida en un clásico de terror en el cine mexicano.
La ANDI comunicó la noticia a través de sus redes sociales, donde expresó:
“La Asociación Nacional de Intérpretes comunica el sensible fallecimiento de nuestra socia intérprete Alicia Bonet. Actriz mexicana recordada por su participación en películas como Hasta el viento tiene miedo, Despedida de soltera y El escapulario. A sus familiares y amigos mandamos nuestras más sentidas condolencias”. La organización no detalló las causas del deceso.
Durante su carrera, Alicia Bonet participó en cine, teatro y televisión, consolidándose como una de las figuras más representativas de su generación en el cine nacional.
Nacida el 26 de abril de 1947 en la Ciudad de México, Alicia Bonet inició su carrera en el teatro juvenil durante los años 50, lo que le permitió acceder rápidamente a la pantalla grande.
Su versatilidad la llevó a compartir escena con figuras como Angélica María, Arturo de Córdova, Alberto Vázquez y Andrés Soler, consolidando su presencia en la industria del espectáculo mexicano.
Entre las producciones más destacadas en las que participó se encuentran Guadalajara en verano, Despedida de soltera, El escapulario, Rubí, Viviana, A flor de piel, El amor no es como lo pintany Se busca un hombre. Su capacidad para encarnar personajes de gran profundidad emocional la posicionó como una de las actrices más versátiles de su generación al participar en al rededor de 30 producciones.
La vida personal de Bonet estuvo marcada por su cercanía al mundo artístico. Contrajo matrimonio en dos ocasiones, primero con el actor Juan Ferrara, con quien tuvo dos hijos, Juan Carlos y Mauricio.
Posteriormente, se casó con Claudio Brook, actor reconocido por sus colaboraciones con Luis Buñuel en películas como El ángel exterminadory Simón del desierto. De esta unión nacieron Arturo y Gabriel.
El retiro de Alicia Bonet de la actuación estuvo profundamente influido por acontecimientos personales dolorosos. El fallecimiento de Claudio Brook en 1995, a causa de cáncer de estómago, representó el primer gran golpe en su vida.
La última aparición pública de Bonet se registró en 2010, cuando participó en el programa Lo que callamos las mujeres. Desde entonces, optó por mantener un perfil bajo, lejos de los reflectores que la acompañaron durante su juventud y madurez artística.
En Hasta el viento tiene miedo, la interpretación de Alicia Bonet se mantiene como una de las más recordadas del cine mexicano. En esa producción, compartió créditos con Marga López, Maricruz Olivier, Renata Seydel, Elizabeth Dupeyrón y Norma Lazareno, conformando un elenco que hoy es parte fundamental de la historia del cine de terror en México.
La muerte de Alicia Bonet cierra el ciclo de una artista cuya discreción fuera de los escenarios contrastó con la intensidad de sus personajes, mujeres complejas y sensibles que permanecen en la memoria del público mexicano.